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Visiones

Los comienzos de la Steadicam

origen steadicam

«Esta es una anécdota sobre un mal consejo que seguí cuando era un joven operador de cámara en 1977.

Estaba a punto de comenzar un largometraje con el director francés Claude Chabrol cuando el más joven de nuestros dos productores sugirió con fuerza que probáramos la Steadicam que había salido un año antes, creando un gran revuelo con la película Marathon man y Rocky, dijo que debíamos mirar hacia adelante, innovar, olvidarnos de usar dollys, grúas… que la Steadicam era la cosa del futuro, la panacea para todos los problemas de rodaje. Así que accedimos a regañadientes.

La Steadicam que pedimos se quedó atascada en la aduana durante una semana, llegando de Panavision a Los Ángeles tres días antes del comienzo de nuestro rodaje.

El equipo de cámara y yo nos sentimos ansiosos, abrimos rápidamente las maletas, leímos los manuales de instrucciones, até la bestia a mi pecho y allí me di cuenta rápidamente de que este artilugio no era una extensión natural de mi cuerpo y que la curva de aprendizaje no sería tan rápida.

Era muy diferente a lo que estaba acostumbrado, una cámara de cine perfectamente equilibrada en un cabezal de engranajes que podía girar e inclinar con el empuje de dos dedos en una rueda.

Nervioso, recé para que Garret Brown o cualquiera que supiera cómo manejar este aparato se transportara y me ayudara, pero eso no ocurrió.
Así que los dos días restantes antes del rodaje practiqué lo mejor que pude.

Sufrí lo indecible los primeros días de tomas por motivo de mi brazo levantado en alto siguiendo a Donald Sutherland, que no es un enano, os lo aseguro.

Lo peor de todo fue tratar de ver los bordes del cuadro en ese monitor de fósforo verde de 2″1/2 mientras corría con la cámara. Fue más un acto de fe que cualquier otra cosa. Era muy diferente a los monitores que tenemos hoy día, bastante fiables, pero de alguna manera tuve suerte y me las arreglé, resignándome a actuar como el ciborg de la cámara para el resto de la película, hasta que ocurrió un milagro.

El cuarto día el director decidió volver a usar el dolly, porque sentía que la historia no necesitaba todo ese movimiento, aunque le gustaba la Steadicam, realmente quería usar lentes más largos.

Estaba tan aliviado, que podía llorar, me prometí a mí mismo no volver a meterme en algo que no conocía o nunca había intentado.»

Testimonio de Richard Ciupka.

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