Donald, un conductor de camiones de basura, se embarca en una precaria y obsesiva investigación cuando un joven muchacho de su pueblo natal desaparece sin dejar rastro.
Crítica
La habitual premisa del cadáver encontrado sirve al debutante Brendan Higgins para trazar un guión donde es tan importante el seguimiento del misterio como los resortes psicológicos que empujan al protagonista a obsesionarse con encontrar la verdad.
Mezclando aciertos y debilidades en la puesta en escena, el director Simon Fellows entrega un suspense eficaz cuya mayor virtud es el equilibrio y la falta de subrayados, así como la notable interpretación de Andrew Scott.