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Crítica SIEMPRE FELIZ

Critica cine Siempre feliz

Secretos y mentiras

Desde su aparición en 1983 el Festival de Sundance se ha consagrado como plataforma de referencia del cine independiente, capaz por si sola de poner en circulación a cineastas de referencia como Quentin Tarantino o los hermanos Cohen. Siempre feliz es la película que dicho festival premió en 2011 y con tal garantía se estrenó en circuitos comerciales.

La cinta narra el encuentro entre dos parejas que van a convivir en casas contiguas de un pueblo noruego. Una de ellas ya reside allí, formada por una mujer siempre jovial, su taciturno marido y su rubio hijo. La pareja que llega está compuesta por dos profesionales liberales y sofisticados, con un niño adoptado de raza negra.

Las diferencias entre ambas parejas son notables pero, en pos de la convivencia, se establece una relación cordial. Sin embargo, el simple roce vecinal y los encuentros amables derivan en varias catarsis que descubren los secretos y mentiras de cada uno de ellos y, por efecto de identificación, lleva al espectador a evaluar sus propias carencias.

Tráiler

Crítica

Como corresponde al premio otorgado en Sundance, se señala esta cinta como un paradigma de cine independiente: cine con pocos medios que echa mano del talento para su elaboración. Y así es en Siempre feliz, una historia que en manos poco apropiadas habría dado para poco más que una televisiva comedia de situación, pero que bajo el talento y osadía de la debutante en el largo Anne Sewtisky planea a cierta altura ofreciendo un juego de representaciones que nos hace reír y nos congela la sonrisa por igual.

La inteligente estructura entre ficción y metanarración (un coro a capella enmarca cada una de las cuatro fases del relato) presenta también a un guionista afilado, Ragnhild Tronvoll, que nos endosa otro prisma de representación social en el juego de esclavitud entre los hijos de las parejas, uno de rasgos arios y el otro, negro.

‘Siempre feliz’ es una perfecta muestra del cine llamado independiente, donde el talento suple con creces la falta de medios

Gran parte de la eficacia de este mecanismo con un pie en el drama y otro en la comedia llega eficazmente al espectador por el buen trabajo de los cuatro actores protagonistas. En especial el de Agnes Kittelsen que, en su composición de mujer siempre contenta, incluso en las más dramáticas circunstancias, brilla inusitadamente al componer ese rasgo de bondad entusiasta que en muchas personas hace dudar de su inteligencia.

Brillante debut de todo el equipo técnico manejando material muy limitado cuyas deficiencias se olvidan de inmediato por la eficacia con que está narrado. Una cinta que, por tema y estrategia narrativa, recuerda al cine de Mike Leigh en Secretos y mentiras (1996) y Happy, un cuento sobre la felicidad (2008), obra esta última con la que tiene importantes similitudes. Asimismo, hay quién podrá ver en esta cinta una revisión independiente y nórdica de American Beauty (Sam Mendes, 1999) y no le faltará razón.

1 comentario

1 comentario

  1. Avatar

    Pedro Ascaso

    07/03/2013 at 18:55

    Buena critica para no perderse una buena película

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