
Inspirados por las historias reales de las pandillas callejeras de Nueva Zelanda a lo largo de 30 años, seguimos a Danny (Jake Ryan) en tres momentos decisivos de su vida a medida que pasa de ser un niño a convertirse en el violento ejecutor de una pandilla.
Tráiler
Crítica
Por mucho que lloren los nostálgicos de las sala oscura y la liturgia del cine, Internet y las plataformas han traído la bendición de poner más sencillo conocer filmografías y cineastas de otros países fácilmente.
Es el caso de Sam Kelly y su debut en el largo, Savage.
Cortometrajista y actor ocasional en su Nueva Zelanda natal (tuvo un papel en dos de las películas del El señor de los anillos), Kelly debuta en el largo sin que por occidente supiésemos nada de él.
Savage se adentra en el mundo de las pandillas en Nueva Zelanda durante 3 décadas en la vida del protagonista, analizando como pasó de ser el hijo ignoto de una familia numerosa y pobre al violento ejecutor de una pandilla callejera.
Drama social y personal, bien escrito y filmado, con un gran uso de las elipsis y los silencios para que el espectador trabaje en la construcción de la historia al verla, Kelly se revela como un cineasta de calidad con un olfato indudable para componer repartos, con especial mención al estupendo Jake Ryan, y para transmitir verdad desde la ficción, que es lo que se respira en muchas de sus escenas, sin importar la época a la que se refieran.
Un estimulante descubrimiento del que esperamos vuelva a rodar pronto y con tan buen pulso, aunque sea desde Nueva Zelanda. Internet proveerá para el seguimiento.
