La mezcla de humor, mala leche y gore de bajo presupuesto de Posesión Infernal (Evil Dead; Sam Raimi, 1981) la convirtió en una película de culto, un fenómeno que congrega fans y admiradores alrededor una obra fruto de la admiración, diversión y atrevimiento que provoca.
A partir de ese momento su director, Sam Raimi, comenzó a ser considerado en la industria, siempre a la caza del talento original. Y Raimi ha respondido con creces a esa apuesta. La trilogía de Spiderman (2000, 2002, 2004) protagonizada por Tobey McGuire, El Ejército de las Tinieblas (1992) o Un Plan Sencillo (1998) han mostrado a un realizador heterodoxo e intuitivo que sabe satisfacer al público y a los productores. Quizá su mejor obra sea Darkman (1990), una narración que pone de relieve su mayor virtud: saber unificar de modo asombroso los recursos narrativos del cómic y el cine.
Por su parte, el actor de la original Evil Dead, Bruce Campbell, demostró su inteligencia respecto a sus limitaciones interpretativas y se labró una fructífera carrera en el doblaje y la televisión. Sus cameos en las películas de Raimi y sus intervenciones en cine de género han alimentado aún más su imagen, siendo ahora una figura mítica del género.
Este 2013 ha llegado el remake del Evil Dead original de la mano de los propios Raimi y Campbell como productores. Ambos saben que el formato de Evil Dead ha creado todo un subgénero que incluso ha llegado al musical. Era natural que se hayan reservado la baza de recrearla y ponerla al día. Y parecían tenerlo muy claro porque el resultado es más que satisfactorio.
Probablemente una de las decisiones más acertadas de esta revisión ha sido acudir a un joven director uruguayo, Fede Álvarez, que ha aportado una puesta en escena poco manida para lo resabiado que ya está el espectador con la historia. La otra ha sido acudir a la esencia de terror que ya fue el Evil Dead original, pero esta vez con los medios necesarios para lograr un espectáculo pulido, sintético, visualmente muy esmerado (especialmente en fotografía e iluminación) y sin distracciones de autor supérfluas.
El resultado es magnífico. Una genuina cinta de gore y terror, muy estilizada y dinámica que pone al día los motivos por los que un puñado de personajes se ven encerrados en una cabaña del bosque para terminar perseguidos por una maldición. Sin duda, una de las más estimulantes actualizaciones de un clásico de terror que se han visto. Una digna puesta al día de un clásico para una nueva generación de espectadores.