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MAÑANA EMPIEZA TODO

Crítica de 'Mañana empieza todo'

El actor y cómico francés Omar Sy alcanzó una enorme fama gracias al film Intocable (Olivier Nakache y Eric Toledano, 2011), una de las películas francesas más taquilleras de todos los tiempos. Proveniente del mundo de la televisión, el público parece haber reconocido en ese rol el afán de superación de ciertas circunstancias personales del actor gracias a una filosofía muy acorde a los tiempos: vitalista, positiva y bondadosa. En otras palabras, representa un estereotipo.

Como corresponde a cualquier industria, el modelo de éxito que supuso Intocable se ha repetido contando con la complicidad y el buen hacer de Sy. Incompatibles (David Charhon, 2012), Samba (Olivier Nakache y Eric Toledano, 2014) o Monsieur Chocolat (Roschdy Zem, 2016) tenían a Sy como protagonista absoluto explotando su impecable imagen, mientras éste sigue progresando en su carrera en Hollywood con intervenciones en X-Men, Días del futuro pasado (Bryan Singer, 2014), Jurassic World (Colin Trevorrow, 2015) o Inferno (Ron Howard, 2016).

Fotos

Crítica

Mañana empieza todo viene a ser un nuevo título que explota la fama y presencia de Sy en pantalla. Se trata de una sencilla y ligera comedia que promueve los mismos valores que Sy ya ha representado en títulos anteriores bajo un formato de melodrama amable en los que el drama está extremadamente soslayado para buscar también la complicidad del público infantil.

Sy pone todo su encanto, vitalidad y formidable sonrisa al servicio de esta cinta para la sobremesa de un público tolerante, moderado y biempensante, a medio camino entre el Big protagonizado por Tom Hanks y los melodramas con niño protagonizados por Will Smith cuando busca un Óscar. Producto fotografiado en modo postal turística, con un guión probablemente endulzado para evitar como peste los conflictos graves de sus personajes y dirigido con solvencia para hacer hincapié en las emociones más básicas.

Una repetición de un modelo que, dado su éxito, resulta inevitable.

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