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Crítica LOVING VINCENT

Loving Vincent - crítica

La historia del cine es una historia de innovación. Desde aquel asombro de barraca donde un tren parecía arrollar a los espectadores hasta el 3D de Avatar, cineastas y productores no han parado de imaginar inventos y trucos para llevar público a la sala.

Tras un año en el que las plataformas VOD han vaciado un poco más las salas, las innovaciones en el cine siguen siendo la tabla de salvación. Ofrecer experiencias diferentes al espectador, que no se puedan repetir en el ámbito doméstico, es la clave. Películas-evento de ciencia-ficción, sagas de superhéroes con asombrosos efectos especiales, cine de animación con una calidad nunca vista…

Loving Vincent es un filme que presenta una de esas innovaciones que atrae al público. Aprovechando la celebridad del pintor holandés Vincent Van Gogh y lo reconocible de su pintura, un grupo de productores de varios países han pergeñado una cinta que recrea su estilo pictórico en movimiento, hilvanando varios de sus cuadros en una historia sobre los trágicos últimos días de su vida.

Crítica

Van Gogh es en nuestros días un pintor tan célebre por lo singular de su pintura como por lo atormentado de su existencia, durante la que no recibió reconocimiento alguno. Su biografía ya fue llevada al cine de un modo notable en El loco del pelo rojo (Vicente Minelli, 1956), así que hay que valorar positivamente que estos cineastas hayan querido revisar aquellos sucesos cambiando no sólo el fondo sino, sobre todo, la forma.

Loving Vincent narra la indagación del hijo de un cartero amigo de Van Gogh para entregar una última carta por encargo de su padre. El protagonista (Douglas Booth) se ve concernido durante su viaje a averiguar los motivos de la extraña muerte del pintor, dando así a conocer al espectador facetas de su personalidad y biografía.

A la inteligente manera como está planteada la historia se añade, sobre todo, su sorprendente forma visual. Loving Vincent recrea en todas sus imágenes el estilo pictórico de Van Gogh al óleo, tan luminoso, colorido y brillante. Y une de un modo notable en su guión las imágenes de algunos de sus cuadros más célebres y reconocibles.

Más allá de que la participación de 125 artistas de todo el mundo haya sido necesaria para pintar cada fotograma, algo que forma parte además de una inteligente campaña publicitaria, es conveniente fijarse en el resultado. Y éste no es otro que una conmovedora, sutil y bella película sobre uno de los genios del siglo XX y el mundo en que vivió.

Loving Vincent rezuma delicadeza en cada una de sus imágenes, donde la recreación pictórica añade un punto más de emoción a las interpretaciones de Booth, Saoirse Ronan y Jerome Flynn, por mencionar a algunos de sus actores más conocidos.

Un trabajo visual de capacidad hipnótica donde el espectador puede recrearse tanto en la historia narrada como en las maravillosas transiciones entre imágenes que inundan su metraje. Un goce para los ojos y una innovación más para el cine que podría llevar de nuevo el público a las salas si se repite con otros artistas.

Tráiler

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