La interminable ristra de películas de superhéroes que hemos visto y que nos quedan por consumir de aquí a 2020, hay una veintena más anunciadas, va camino de llevarnos al hastío. La mayoría resultan irrelevantes, efímeras, prescindibles… pero hay otras que no lo son. Y, lamentablemente, suelen corresponderse con un cierre o una despedida.
Lobezno ha sido uno de los personajes más interesantes de las películas sobre los X-Men, no por méritos cinematográficos sino por dar con un actor que logra perpetuar en pantalla la imagen y espíritu del personaje. Se trata, claro está, de Hugh Jackman.
Jackman es uno de esos actores entregados que cumple al máximo en el rodaje y en la promoción de la película. Que se consagra con alegría a su trabajo, lo disfruta y lo transmite. Interpretar a Lobezno ha sido todo un reto que ha afrontado con enorme profesionalidad, sólo hay que observar la transformación física del actor a lo largo de las películas en las que lo ha encarnado. Pero ya es suficiente.
Logan, como película, es una despedida. Y en ella se nota ese afán de antología por cerrar una etapa de modo memorable. La buena noticia es que lo consigue.
Cartel
Crítica
James Mangold recupera en esta cinta lo mejor de su cine. El sabor a western de su magnífica El tren de las 3:10 (2007). El tono de thriller de Identidad (2003). Pero, sobre todo, el olor a tiempo vencido que recorre Copland (1997). Y olvida, afortunadamente, esa anomalía en tierra de nadie que fue Lobezno inmortal (2013).
Logan es una alabanza de la paternidad como fin, como plenitud y redención de una vida que nunca nos va a resultar satisfactoria, pero que traza un surco a quién viene detrás. Su novedad no está en ese discurso repetido ya en muchos títulos. Está en el modo en que sus guionistas han conjurado elementos de la biografía del personaje, de los cómics X-Men y de los géneros que visitan sus secuencias para contarlo de un modo interesante, emotivo y sin fisuras. Para que el espectador sienta la herencia del protagonista como la ha de sentir una nueva generación de mutantes.
Logan son 2 gozosas horas de cine comercial envuelto en clasicismo, ése que nos explicó que los pioneros deben permanecer en nuestra memoria. Pioneros que eligieron no cruzar la puerta del hogar que han restablecido, como el Ethan de Centauros del desierto (1956); que no se quedaron con la familia que habían liberado, como el Shane de Raíces profundas (1953), una referencia en la cinta. Pioneros de rifle certero, de revólver rápido, de garras profundas que limpian y abren camino a un futuro para el que no están destinados.
Ahora, Logan ya es una leyenda.