En la belleza desoladora de Snowdonia del siglo XIX, una joven intenta desesperadamente mantener su hogar unido luchando con la misteriosa enfermedad de su madre, la ausencia de su padre y una despiadada compañía minera invadiendo sus tierras.
Una creciente oscuridad comienza a apoderarse de su hogar, y la sospechosa comunidad local se vuelve contra Gwen y su familia.
Crítica
La bruja (The VVitch, 2015) dejó una estela de cine ambientado en la era preindustrial que ofrecía muchas posibilidades narrativas al mezclar sin esfuerzo el drama humano, la temeridad religiosa y la fantasía popular propia de la época, todo ello además sin necesidad de incurrir en producciones caras.
Tras bregarse en el corto y en varias series de televisión William McGregor escribe y dirige su debut en el largo con una clara inspiración en la cinta de Robert Eggers a la que no tiene nada que envidiar en cuanto a fuerza visual y puesta en escena, y a la que incluso supera en estilización y hondura del drama humano que representa.
Adoptar el punto de vista limitado sobre los hechos que tiene la adolescente protagonista, sólidamente interpretada por Eleanor Worthington-Cox, remata un filme espléndido que augura nuevos proyectos a su equipo creativo.