El viaje extraordinario (Serge Bromberg y Éric Lange, 2011) es un documental centrado en la biografía y en la obra del legendario cineasta George Meliès que resume, con riqueza de detalle y profundidad de análisis, sus vivencias personales y profesionales.
Dicho acercamiento al cine llegó a partir del momento en el que descubrió el loable trabajo de los hermanos Lumière, fundamental en su decisión de dedicarse a la cinematografía, dedicación gracias a la cual el mundo del celuloide asistió a una intensa y determinante modificación de sus principios y bases, cediendo un lugar importante a la innovación y la experimentación.
La trayectoria de George Méliès estuvo repleta de éxitos y de intentos tanto arriesgados como afortunados, llevando a cabo durante muchos años gran cantidad de producciones que no dejaron indiferente al espectador de aquella época, como tampoco dejarían indiferente al espectador actual.
Lamentablemente su carrera se encontró con numerosos obstáculos inabordables para él, tanto económica como socialmente, cerrándose su etapa profesional como creador cinematográfico en la ruina más absoluta, lo que incluso le obligó a poner a la venta su propia casa para hacer frente a los pagos de acreedores y proveedores.
Un gesto que no se puede quedar sin mención es la decisión de quemar todas sus obras cinematográficas a modo de suicidio artístico, como fue definido por la prensa y sus compañeros de profesión, probablemente a causa de una fuerte depresión consecuencia de su triste situación vital.
El elemento más destacable del documental El viaje extraordinario es sin duda la presencia y participación de algunos de los directores más relevantes del panorama cinematográfico mundial, entre los que destaca Tom Hanks por la intensidad de sus palabras, llenas de cariño y de admiración a la hora de recordar al cineasta.
Tras el visionado de El viaje extraordinario en la Academia de Cine, los asistentes pudimos disfrutar también de la proyección de Viaje a la Luna (George Méliès, 1902), el famosísimo y fundacional cortometraje que fue proyectado en una copia coloreada manualmente, que ha podido ver la luz gracias a la soberbia labor de Technicolor Creative Service, en especial la de Tom Burton, y la colaboración de la Filmoteca de Francia, cuyo mérito merece todo el reconocimiento por haber sido arduo y dificultoso y haber logrado un resultado digno de gran aprecio.
Fue el prestigioso Festival de Cannes la primera sede que mostró al público esta estupenda obra de recuperación del cortometraje más celebre de uno de los cineastas que más consiguieron marcar la historia del cine, con sus impactantes creaciones y sus magníficos inventos.