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Crítica COLONIA

Critica Colonia Florian Gallenberger

El cineasta alemán Florian Gallenberger reivindica en su obra el factor humano, especialmente el romántico, frente a las adversidades causadas por los conflictos bélicos o políticos.

Desde su primer corto hasta su obra más conocida, John Rabe (2009), este tema recorre su filmografía trasladándose a conflictos en México, India y China… pero no hasta el momento en Alemania. Quede a juicio del espectador si este hecho puede ser una expiación o redención particular del cineasta respecto a su país o una simple casualidad. En cualquier caso, conviene señalar que Gallenberger es miembro de una conocida asociación de superdotados, por lo que esta circunstancia no le debe haber pasado desapercibida.

En esta ocasión, Gallenberger se fija en la dictadura de Pinochet en Chile para narrarnos la epopeya humana y romántica de una pareja de jóvenes seguidores de Allende que ven rota su relación cuando empieza la represión.

Él (Daniel Brühl), de origen alemán, es trasladado a Colonia Dignidad, un campo de concentración y exterminio psicológico disimulado bajo la fachada de congregación eclesiástica dirigida por el fanático psicópata Pius (Michael Nyqvist). Ella (Emma Watson), azafata de vuelo, se hace pasar por devota religiosa e ingresa entre las monjas y enfermeras del centro para poder estar con él e intentar la fuga.

Crítica

Gallenberg repite el patrón de su cinta más celebrada, incluido su actor y compatriota protagonista, componiendo un correcto melodrama de trasfondo suavemente reivindicativo al servicio de su trío de actores.

Porque si algo hay que recriminarle a esta cinta es precisamente su timidez, corrección y previsibilidad al retratar este asunto, acostumbrados como estamos a conocer qué tropelías hacen los tiranos cuando tienen el poder, como en la célebre La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993) o la reivindicable La muerte y la doncella (Roman Polanski, 1994), ésta última basada igualmente en la represión del dictador chileno.

Queda, eso sí, un excelente trabajo de actores, empezando por Emma Watson que confirma estar esculpiendo una de las carreras cinematográficas más sólidas del siglo XXI y, quizá por ese motivo, culpable de que este film sea tan timorato. Daniel Brühl muestra una vez más su versatilidad interpretativa e idiomática y Michael Nyqvist facilita con su rostro y presencia el retrato del fanático Pius.

Quiénes esperen una cerrada defensa democrática o revolucionaria, o un ajuste de cuentas contra un dictador y la recua de sanguinarios y psicópatas que se aglutinan a su alrededor, deberán recurrir a otro director y actores.

Tráiler

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